AUNQUE PUEDA SER TARDE
Si a la deriva escuchamos el rumor
de una playa próxima,
con un Sol que nunca se pone
y una arena que no quema.
Si se pega la sal en la garganta,
y los recuerdos son olas que nos
arrastran.
Aunque flaqueen las fuerzas,
aunque pueda ser tarde
y entregado se duerma el Sol
en el aire de los castillos,
resta nadar hasta la auténtica
playa:
Superficie de nuestro tiempo,
orilla de los designios,
puerto natural de cada travesía
y único destino de los naufragios.