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martes, 16 de diciembre de 2014

Cada semana os iré acercando a los poemas de Llegado el momento. Hoy comienzo con los cuatro primeros del poemario:

 - 9 -
A PESAR DE TODO

Aunque la bocina de los coches no suspire
                                           [por tus piernas
y el asfalto no despierte tras tus pasos sin tacones,
y olvide la calle nuestra película de ayer,
y sólo mi memoria esté libre de arrugas.

Aunque el horizonte quede tras los edificios
que robaron la luz de las últimas semillas del barrio.

Aunque este tiempo,
el del tacto casi en los huesos, nos asuste
más por lo que no fuimos poesía
que por lo que somos ciudad.

Y aunque yo no tengo apenas fuerzas para escribir,
y tú, ni cogida de mi mano me recuerdas:
Recupero el paisaje
en tu sonrisa
y huelo la hierba
en la luz de los semáforos.

- 10 -
ALLÍ DONDE MUEREN LAS PARALELAS

Las paralelas viven un amor imposible,
anhelando un punto en común
que la equidistancia impide.
Dotadas de ojos, carentes de manos,
tan cerca
y a la vez tan lejos.

La contemplación de un amor platónico
es un sucedáneo que durante el día
les resulta útil. Aunque no suplirá al tacto
que a las paralelas
roban, en el plano, las rectas secantes.

En el lecho sueñan
que se atraviesan sus trazos
por ese punto infinito que brinda la noche.
Y dormidas, buscando un instante de clímax,
un parto de ángulos, acaban doblándose.

En los cruces y en las curvas
del noctámbulo camino de sus líneas,
encuentran el amor al tiempo que mueren
todas las rectas paralelas.

- 11 -
ANHELO

Que el sentido común sea el más,
y la marejada del hombre acabe,
y alcance éste la costa de aguas límpidas
que los niños sueñan en sus dibujos.

Que los espejos se arruguen despacio
y no rompan clavándose en los días.

Que las tardes anden de la mano
para alejar la soledad del lecho
donde se aman la Luna y el alba.

Y nazca a diario el Sol del designio
donde hiberna escondida la utopía.

- 12 -
ANTE MORTEM

Soy ese pez que aletea inútilmente
junto al mar donde forjó sus recuerdos,
y averigua la arena en sus escamas.

Aun cuando sé que los muertos no sueñan,
tengo las pesadillas de los muertos;
y en mi calle que yace en la ventana
convive: esta Luna llena de máculas,
la memoria del Sol en las farolas,
y una noche que azora la ciudad.

miércoles, 10 de diciembre de 2014