Sólo puedo recordar tantos momentos. No hay consuelo. Se puede morir de tantas formas: hace dos días que morimos en la pira en la que se ha convertido parte de nuestra geografía física (nuestros montes) y también de nuestra memoria.
Muchos de los que crecieron con nuestros bosques y a su vez los hicieron crecer, no pueden sentir este gran dolor: pienso en la paz de aquellos que se marcharon sin tener que ser testigos de estos días tan tristes.
Hoy se quema parte de los corazones de tantos, corazones que bombean un humo que envenena con la rabia e impotencia de la vida que arrastra.
El fuego hoy es muerte, y, ésta: nunca mira sus frutos sólo cosecha...
Espero que el cielo no pare de llorar y que sus lágrimas nos permitan algo que llevarnos a los ojos en nuestras tierras.
Un abrazo para todos los que estáis sufriendo tanto.
Un andillano.
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