Unos cuantos poemas...
Algunos poemas de Llegado el momento:
AUNQUE PUEDA SER TARDE
Si a la deriva escuchamos el
rumor
de una playa próxima,
con un Sol que nunca se pone
y una arena que no quema.
Si se pega la sal en la garganta
y los recuerdos son olas que
nos arrastran.
Aunque flaqueen las fuerzas,
aunque pueda ser tarde
y entregado se duerma el Sol
en el aire de los castillos,
resta nadar hasta la
auténtica playa:
Superficie de nuestro
tiempo,
orilla de los designios,
puerto natural de cada
travesía
y único destino de los
naufragios.
COLATERAL
Un disparo, un perro que corre buscando la caída, y
unas plumas
todavía en la libertad del aire. Alegría en la orilla de unos ojos
sólo
abiertos. La nada en la boca del obligado discípulo que mueve
la cola
junto a su dueño. Cerca, unos polluelos en su nido esperan
un alimento
imposible.
CONFÍN
Del humo pende una luz
que aleja en hilos la llama,
y aún busca tacto la mano,
y anda sin pasos la sombra.
Y entre el humo de la
hoguera,
como pez consumido en sus
espinas,
queda a la deriva
el perfume de las rosas.
CRITERIO
Ave de alas invisibles
vuela
de palabra en palabra y
entre el viento
de tus ojos descubre mil
imágenes.
Y oteando la cizaña y el
trigo,
hoz y paloma al tiempo.
CRUCIFICADO DESDE ENTONCES
No pude, no pude,
o no supe retenerte.
Y, desde entonces,
cual mármol que se inmola
en la cruz de la noche,
así, lanceado por sus vetas,
mi amor cuelga de tu
ausencia.
DENTRO
DEL TIEMPO
Existe
un tiempo dentro del tiempo,
más
intenso y real
que
el de la eternidad que nos lleva.
Ese
que sin lluvia humedece
que
sin Sol, a veces, seca.
Existe
un tiempo
que
a la sombra de los relojes respira.
Ese
tiempo que en el vacío del día se oculta
y en
el frío balcón de la noche asoma.
Sí,
existe un tiempo invisible,
un
polizón en el viaje obligado
de
horas, minutos y segundos.
Es
ese tiempo
que
desde la prisión de cada latido golpea,
un
rebelde
que
no consigue entender
la
condena perpetua que cumple.
DIFERENCIAS
Cargaban toda la compra en el maletero del coche
junto
al que Rebeca estaba sentada. Era viernes y avanzaba
la tarde de aquella
alegre familia hacia el fin de semana.
Ella, en cambio, sonreía sin saber
distinguir este día de
cualquier otro. Dio un bocado de cuatro años al trozo de
pan que mantenía firme con una mano mientras con la
otra dirigía, hasta los
ojos de los transeúntes, aquel cartel
con la parte más amable de su biografía.
DILUCIÓN
Entre
ladridos a la Luna, bancos vacíos,
y
árboles que arrullan a los pájaros,
diluye
su mirada última
en
el horizonte de esta noche de diciembre
donde,
como lágrima de luz sola,
una
estela
rinde
homenaje
a la
libertad sin orillas del instante.
DOBLE
SOLEDAD
Sólo en la soledad más sola
nos arrastra la mano de otro muerto.
Hay el eco de risas en unos labios hechos lápida,
y esos ojos sin niños en sus globos.
Y no hay nada más solo que dos muertos, nada.
Y no hay nada más triste que sentir
a la muerte dos veces, siendo uno sólo.
nos arrastra la mano de otro muerto.
Hay el eco de risas en unos labios hechos lápida,
y esos ojos sin niños en sus globos.
Y no hay nada más solo que dos muertos, nada.
Y no hay nada más triste que sentir
a la muerte dos veces, siendo uno sólo.
DORMIDO
Te pusiste como Sol de
invierno.
Después, mi corazón helado
y el calor de tu recuerdo
crearon la niebla que me
persigue.
Prefiero
seguir dormido
en
la sonrisa de aquellos días
que despertar, aterido de
soledad,
en
medio de tanta ausencia.
ELEGÍA
No hallo rocío en las hojas,
ni el aire de los pájaros
que no hay.
Ningún país, ciudad, calle…
Únicamente tierra:
la tierra de tu imposible.
Y el mar no se aparta,
y los peces y el pan no se
multiplican,
en esta tierra turbia
donde vuelan las cenizas sin
ave,
donde
no hay más Demonio
ni más Dios que tu recuerdo.
Sólo a veces, cuando la
noche ofrece
en plenilunio tus entrañas,
me engaño en el clímax
de esos días que no alcanzo.
Y en cada despertar:
anhelo el algoritmo de tu
vuelta.
EN OTRAS TIERRAS
En estas tierras,
ciudades de casas ciegas
sin Sol en las ventanas,
esconden voces de barro,
frágil suelo de la calle
donde se acaba el hombre.
Tal vez en tierras lejanas
vuelen las mariposas
que nacen en la mirada. Allí,
donde el pétalo caído
duele siempre en cualquier flor.
Tal vez en otras tierras se encuentre
un nuevo Sol y agua limpia de verdad,
y los trajes de domingo
no atavíen los engaños.
Y un rastro de luz,
mar adentro nos aleje
de esa orilla entre penumbras.
No, en estas tierras no,
tal vez en otras tierras.
INSOMNIO
Llegan las piedras del día
hasta el cielo de los
sueños,
del que ha caído esta Luna,
rota espuma entre las olas.
Y con este mar de fondo,
entre las tinieblas lucha,
el alma del navegante.
LA
OCASIÓN
La carne encuentra su silueta
en este lar eterno de combate.
Esgrime su metal cada minuto,
mas siente sine die la derrota.
En la ocasión reside la victoria,
el latido cierto en lo cierto,
y el anhelo en su viaje sin retorno.