ELEGÍA
No hallo rocío en las hojas,
ni el aire de los pájaros que no hay.
Ningún país, ciudad, calle…
Únicamente tierra:
la tierra de tu imposible,
Y el mar no se aparta,
y los peces y el pan no se multiplican,
en esta tierra turbia
donde vuelan las cenizas sin ave,
donde
no hay más Demonio
ni más Dios que tu recuerdo.
Sólo a veces, cuando la noche ofrece
en plenilunio tus entrañas,
me engaño en el clímax
de esos días que no alcanzo.
Y en cada despertar:
anhelo el algoritmo de tu vuelta.
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